Domingo 24 de noviembre de 2002 - Número 371

HAMBRUNA | ...DE ARGENTINA

Dos reporteros recorren Tucum�n, la Etiop�a argentina, donde los ni�os mueren de hambre, la corrupci�n deja sin ayudas a miles de familias y los m�dicos no pueden hacer nada

Jhonatan no recuerda la carne
TIENE 8 A�OS y pesa apenas 16 kilos. Ni �l ni sus hermanos tienen con qu� alimentarse, y los par�sitos le corroen el cuerpo.�Me da verg�enza llorar�, dice

JUAN M. MONTERO / FEDERICO T�RPE. LA GACETA / ESPECIAL PARA CR�NICA
Daniel Fajardi tiene 2 a�os, pesa seis kilos y no puede hablar. Vive con otras 11 personas en una chabola en la que apenas hay espacio m�s que para tres camas. El pueblo en el que vive se llama Arcadia y en �l hay otros 800 ni�os en la misma situaci�n. M�s de 180.000 personas viven en el estado de Tucum�n con menos de un d�lar diario.
Jhonatan Moreno tiene 8 a�os y cursa el tercer grado de una escuela de Ranchillos, una peque�a localidad a 30 kil�metros al este de la capital de Tucum�n. Tiene el pelo decolorado y un abdomen prominente. Pero no est� gordo. Dentro de �l los par�sitos est�n fermentando. Padece el s�ndrome de Kwashiorkor, uno de los tipos de desnutrici�n m�s severos del mundo. Pesa 16 kilos.

�En mi casa casi nunca hay comida, y adem�s somos ocho hermanos, y se reparte como se puede�, dice mirando con desconfianza. Lo rodean decenas de chicos como �l que saben que se han convertido en noticia mundial. El hambre est� matando a los ni�os en Tucum�n, una provincia Argentina de 1.400.000 habitantes. La madre de Jhonatan, Mar�a In�s, puso a su hijo frente al periodista. Sabe que �sta es una de sus �nicas oportunidades para que la escuchen.�Se enferma mucho. Yo no tengo trabajo y mi marido solamente cobra cuando trabaja en la zafra. Despu�s hace lo que puede para conseguir algo de plata�, explica.

Jhonatan est� descalzo en medio del barro. No hay pavimento, ni luz el�ctrica en la zona. Su casa, en realidad una sola habitaci�n, est� construida con paredes de madera y chapas en el techo. El suelo es de tierra. Hay dos camas, una mesa y varias sillas rotas.En las paredes hay una imagen de la Virgen del Valle y otra de Yerba Brava, un conjunto de cumbia, el g�nero musical preferido entre los m�s pobres del pa�s. El peque�o tiene los ojos grandes y hundidos, otro s�ntoma de la desnutrici�n. �Me gusta mucho el f�tbol�, asegura. �l no es consciente de lo que le pasa.

�Hoy todav�a no com� nada. Pero mi mam� me dijo que a la tarde, en la iglesia, nos van a dar mate cocido y pan�, cuenta Jhonatan entusiasmado por el banquete que recibir� en un par de horas.La iglesia se ha convertido en un lugar de reuni�n para los hambrientos.

Jhonatan viaj� s�lo dos veces a lo que �l llama �la ciudad�, San Miguel de Tucum�n, capital de la provincia. Fue acompa�ando a su madre, quien quer�a inscribirse para que el Estado le otorgue un plan de ayuda econ�mica. No conoce el cine, y s�lo ve la televisi�n cuando puede, en el viejo aparato de la escuela, donde tambi�n hay un vetusto ordenador. No sabe qu� ser� de su vida cuando crezca. �Me gustar�a ser alguien que pueda ayudar�, dice, no muy convencido, influenciado tal vez por las noticias que lo colocaron en el centro del mundo. Su mam� lo mira y le acaricia la cabeza con ternura. Jhonatan est� a punto de alcanzar el nivel de estudios del gobernador de la provincia, Julio Miranda, quien solamente complet� el cuarto grado de la escuela primaria.

�Qu� hizo Miranda para llegar al poder?, se pregunta la mayor�a de la prensa nacional e internacional. Es un ex dirigente del sindicato del petr�leo en una provincia sin petr�leo. Gobierna como si la administraci�n fuera la vieja estructura gremial a la que pertenece. No conoce otra forma de hacer pol�tica. Con el trampol�n sindical salt� al Partido Justicialista, m�s conocido como Peronismo, y de all� aterriz� en el Senado de la Naci�n, y disfrut� de las mieles de ser oficialista durante la fiesta menemista. Aunque luego Menem apost� por el ex dictador Antonio Bussi para gobernar Tucum�n, Miranda supo esperar su momento, que lleg� en 1999, cuando s�lo por 6.000 votos (sobre casi un mill�n) gan� las elecciones.

Jhonatan no sabe muy bien qui�n gobierna la provincia. �Me contaron, pero no me acuerdo. Mi pap� lo nombra mucho cuando est� enojado.Me parece que no est� haciendo bien las cosas. Yo, por lo menos, tengo hambre�, repite. Tucum�n tiene una tasa de mortalidad del 27 por mil; es la segunda m�s alta del pa�s, y se compara con las zonas m�s castigadas de Africa.

En el Hospital de Ni�os, principal centro de atenci�n infantil de la provincia, ya no quedan camas vac�as. Las 220 plazas est�n ocupadas. All� hay 52 menores con los grados m�s severos de desnutrici�n.El director Lorenzo Marcos ruega que no le traigan m�s chicos.�S�lo podemos atender los casos extremos�, asegura angustiado.

A Jhonatan se le caen las l�grimas. A medida que habla empieza a entender la situaci�n que est� viviendo. �No s� por qu�, pero cada vez lloro m�s. Antes no lloraba, porque eso lo hacen las chicas. Pero no me gusta ver a mis hermanos cuando se duermen y ninguno de nosotros comi� nada. No est� bien�, dice, mirando al suelo con verg�enza.

Micaela, Juan Carlos, Luis, Javier, Leonarda, Yamila y Aurelio comparten el mismo destino de Jhonatan. Son sus hermanos, y tienen desde 3 meses hasta 15 a�os de edad. No todos son hijos del mismo padre. El hacinamiento tambi�n fomenta la promiscuidad y, muchas veces, el parentesco no es un l�mite.

En la casa de Daniel Fajardi, en Arcadia, viven 11 personas en un ambiente donde apenas caben tres camas. Tiene 2 a�os, pesa 6 kilos y casi no habla. Si alguien se le acerca, utiliza las se�as. Estira sus manitas sucias y siempre espera recibir algo a cambio. La imagen se repite condenadamente. Tambi�n tiene los ojos hundidos, el abdomen hinchado y la piel le cuelga de los huesos. En su pueblo hay 800 ni�os en las mismas condiciones.

De parte a parte de la provincia, la hambruna camina de la mano de la corrupci�n: dinero para comedores sociales que nunca se abren, casas que no se construyen, pol�ticos que desv�an fondos para su lucro personal...

Lejos de los n�meros fr�os y de la corrupci�n, hay casos desgarradores.Manuel Albarrac�n tiene 16 a�os y pesa s�lo 14 kilos. No habla, no camina, no puede comer. Est� condenado a vivir en una cama del Hospital de Ni�os. Tiene una hermana en su misma condici�n.Su madre, Ramona, tiene otros seis hijos. �Necesito un trabajo, mis hijos comen cada tres d�as�, implora la mujer.

En Tucum�n hay 900.000 pobres, el 64% de la poblaci�n. Entre ellos, 459.295 personas est�n con las necesidades b�sicas insatisfechas, es decir al 27% de los habitantes no les alcanza para comer, vestirse, educarse y curarse. Adem�s hay 180.000 personas que viven con menos de un d�lar diario.

H�ctor Dibenedeti ten�a 5 a�os. Iba a un jard�n de infantes en Villa Carmela, a 15 kil�metros al norte de la capital tucumana.��l estaba bien, com�a lo que hab�a, no era flaquito. Una noche sent� que suspiraba fuerte y despu�s se call�. Se muri� de golpe�, relata su madre, Roxana, de 24 a�os. A pesar de ser casi adolescente tiene otros tres hijos. Milagros naci� hace seis meses, y pesa s�lo 6 kilos. No puede saber que su hermano falleci�. Mucho menos que ella tambi�n est� en peligro.

Desde mayo, cuando ella lleg� al mundo, hasta ahora, el gobernador Miranda estuvo s�lo 60 d�as en Tucum�n. En Buenos Aires, donde permaneci� gran parte del a�o, se dio tiempo, por ejemplo, para comprarse un yate.

Milagros hoy est� internada. Todos los tucumanos ruegan para que ella no figure en la trist�sima lista de ni�os que murieron de hambre. Brian Herrera, Miriam Campero, Rosita G�mez, Ernestina Ferreyra, Jes�s Carrizo Medina, Santiago Orresta, Gerarda Mendoza, Lucila Kolesniu, H�ctor Dibenedeti y Rodoldo Ruiz son las v�ctimas oficiales del desastre de Tucum�n.

Hay m�dicos rurales que ya han denunciado que los ni�os se les est�n muriendo en los brazos. Los doctores Jos� Ceballos y Ren� Antonio C�liz trabajan en el peque�o hospital de la localidad de R�o Chico, en el sur tucumano, y reconocen que tienen miedo de que los maten. �Est�n desesperados y nosotros somos los �nicos responsables visibles que tienen, por eso nos amenazan todo el tiempo�, admiten.

Jhonatan no sabe nada de pol�tica. No tiene idea de qu� es la corrupci�n, ni conoce que hay gente que decide su destino. Pero puede repetir de memoria los pocos platos de comida que alguna vez prob�. �Polenta, fideos, guiso, ensalada, mate cocido y pan�.No se acuerda del sabor de la carne. Tampoco se imagina que vive en un pa�s que alguna vez fue considerado el granero del mundo, y que es uno de los mayores exportadores de carne. El peque�o ya est� cansado. No quiere hablar mucho m�s y se abraza a la pierna de su mam�, rog�ndole que se vayan. �Se�or, si puede ayudarnos, por favor, vuelva�, dice su madre, Mar�a In�s. Y Jhonatan apura el paso hacia la iglesia, donde recibir� un pedazo de pan, tal vez, su �nica comida del d�a.

Juan Manuel Montero y Federico T�rpe son reporteros de �La Gaceta� de Tucum�n




CRÓNICA es un suplemento de